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¿Por qué Semana Santa cambia de fecha?
Salvador Montúfar
Profesor de Historia
¿Por qué Semana Santa cambia de fecha?
Como se sabe, existen festividades cristianas, como La Navidad, que se celebran siempre en la misma fecha (25 de diciembre). Sin embargo, otras festividades cristianas no ocurren siempre en las mismas fechas, tal el caso del miércoles de ceniza, la Semana Santa, el domingo de pentecostés y Corpus Christi.
Para establecer la fecha de celebración de la Pascua cristiana (Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua), fue necesario determinarlo en un concilio, es decir en una reunión de obispos. Se trata del Concilio de Nicea (Hoy Turquía), celebrado entre el 20 de mayo y el 19 de junio del año 325 d.C., y que fuera convocado por el Emperador Romano de ese entonces, Constantino. Entre las resoluciones más importantes de este concilio está la aceptación de que Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo. Igualmente fue aquí donde se determinó que la Pascua cristiana debía celebrarse el primer domingo que sigue a la luna llena o plenilunio tras el equinoccio de primavera.
Desde el año 325 d.C. hasta la fecha, la Pascua es una festividad cristiana que no obedece a una fecha fija, debido, en primer lugar, a que se debe celebrar siempre en domingo. Además ese domingo puede caer entre el 22 de marzo y el 25 de abril, debido a las posibilidades que hay de relación entre el equinoccio de primavera (19-21 de marzo), el plenilunio y el domingo que les sigue.
Debido a ciertas discrepancias existentes entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría con respecto a la aceptación de esta forma de determinar la Pascua cristiana, fue necesario hacer algunas correcciones. El matemático Dionisio el Exiguo, a petición del Papa Juan I (523-526 d.C.) terminó por definir el computus, es decir el cálculo de la fecha cristiana, que se mantiene vigente hasta hoy.
Es interesante notar que la Pascua y otras fiestas movibles que existen en el calendario cristiano se fijaron justamente en este concilio. Esto porque apenas unos años antes de su celebración, el Emperador Constantino había emitido el Edicto de Milán (313 d.C.) según el cual se reconocía la libertad de culto en el Imperio Romano, lo que específicamente se tradujo en el fin de la persecución contra diversas religiones, en especial la cristiana. Es por ello que el Edicto de Milán se le conoce también como el “edicto de la tolerancia”. El hecho de que haya sido durante el gobierno imperial de Constantino (306 a 337 d.C.) que se estableciera la fecha para la celebración de la Pascua, y por ende de otras festividades que tienen relación con ella, es de gran trascendencia, porque ocurrió en un período de transición en la historia del cristianismo. Luego de soportar por más de tres siglos la persecución por parte de las autoridades imperiales, los cristianos lograron ser reconocidos como una religión más dentro del Imperio Romano. Para el siglo IV el cristianismo se había expandido notablemente a lo largo y ancho del imperio. Los sectores populares principalmente se habían convertido a esa religión que les brindaba esperanza y redención.
Igualmente es interesante hacer notar que Constantino no se bautizó sino hasta en su lecho de muerte. Este hecho ha provocado grandes discusiones sobre la sinceridad de la conversión al cristianismo por parte del emperador Constantino. De hecho hay quienes lo han considerado un oportunista que nunca dejó de ser pagano, y que aprovechó el auge del cristianismo en el seno del Imperio Romano, para congraciarse con los cada vez más numerosos seguidores de esta religión. Igualmente se estima que Constantino vio en la unidad del cristianismo una oportunidad para la estabilidad del Imperio. Y como lo indica Diakov: “La iglesia cristiana transformóse así en un nuevo y poderoso instrumento del poder imperial”. (Diakov, 1966:407)
Constantino pudo haber tenido un especial interés en convocar al Concilio de Nicea, cuyas deliberaciones tuvieron como consecuencia unificar a un cristianismo que para entonces tenía ciertas divisiones.
En todo caso, Constantino reinó en un momento de transición del cristianismo: de ser una religión perseguida, pasó a ser reconocida y aceptada por el propio emperador. Solo pocas décadas después, y bajo el reinado el Emperador Teodosio, y mediante la promulgación del Edicto de Tesalónica el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano.
Es de suponer que en un período de transición como el que hubo en el momento de decidir sobre la fecha de celebración de la Pascua cristiana, haya habido en las prácticas religiosas de los nuevos conversos algún tipo de sincretismo, es decir de mezcla religiosa. Esto se deduce del hecho de que para fijar la Pascua cristiana entran en juego ciertos elementos compartidos por religiones que precedieron al cristianismo, como:
1) Las festividades relacionadas con el equinoccio de primavera, que ocurre en el hemisferio norte entre el 19 y 2l 21 de marzo. La mayoría de pueblos agrícolas del mundo antiguo celebraban la llegada de la primavera, por lo que significaba para ellos: salir del invierno, una época de escasez y dificultades, para darle paso a una época del año relacionada con la fertilidad y la abundancia.
2) Las festividades relacionadas con la luna y el sol. Los pueblos agrícolas de la antigüedad tuvieron prácticas religiosas vinculadas con ambos astros, y de hecho crearon calendarios vinculados con las lunaciones y la duración del año.
Es igualmente probable que los primeros cristianos aún pudieran haberse sentido atraídos a participar en festividades relacionadas con el advenimiento de la primavera, los plenilunios o el mismo sol. Es probable que en el concilio de Nicea lo que se quiso es evitar que se siguiera con esas prácticas paganas, y que en su lugar se realizaran festividades propiamente cristianas, como la Pascua de resurrección.
Evidentemente existe un paralelismo entre la primavera, como paso de la muerte a la vida y la Pascua de Resurrección.
La siguiente es una tabla en la que se expresa la relación entre el equinoccio de primavera, la luna llena que le sigue y el Domingo de Pascua correspondiente:
Año |
Equinoccio de primavera |
Luna Llena |
Domingo de Pascua o de Resurrección |
2014 |
20 marzo |
15 abril |
20 abril |
2015 |
20 marzo |
4 abril |
5 abril |
2016 |
20 marzo |
23 marzo |
27 marzo |
2017 |
20 marzo |
11 abril |
16 abril |
2018 |
20 marzo |
31 marzo |
1 abril |
2019 |
20 marzo |
19 abril |
21 abril |
Otras festividades cristianas que son movibles, como la Semana Santa, son:
Miércoles de ceniza: se celebra cuarenta días antes del domingo de Ramos, y constituye el primer día de la Cuaresma.
Domingo de Ramos: es el domingo anterior al Domingo de Pascua.
Domingo de Pentecostés: se celebra siete semanas después del Domingo de Pascua
Corpus Christi: se celebra 60 días después del Domingo de Pascua, por lo que cae en jueves. Para adaptarse al calendario laboral, en muchos lugares se celebra el siguiente domingo.
Año |
Miércoles de ceniza |
Pentecostés |
Corpus Christi |
Domingo de Corpus |
2017 |
1 de marzo |
Domingo 4 de junio |
Jueves 15 de junio |
18 de junio |
2018 |
14 de febrero |
Domingo 20 de mayo |
Jueves 31 de mayo |
3 de junio |
2019 |
6 de marzo |
Domingo 9 de junio |
Jueves 20 de junio |
23 de junio |
Un detalle que se debe tomar en cuenta es que antes de la existencia de la Pascua cristiana, los judíos, incluso en tiempos de Jesús, celebraban su propia pascua (Pésaj). De hecho esta palabra se deriva del hebreo Pasech, que significa tránsito (Corripio, 1994:348). La Pascua judía es una festividad que conmemora la liberación de la esclavitud de los hebreos en Egipto. Al igual que la Pascua cristiana, la judía está relacionada temporalmente con el equinoccio de primavera, y tiene una duración de siete días. Ya en el Concilio de Nicea se estableció que para calcular la fecha de la Pascua cristiana se tomara en cuenta que el primer día de la misma no coincidiera con la Pascua judía.
Año |
Luna Llena |
Domingo de Pascua o de Resurrección |
Inicio de la Pascua judía |
2017 |
11 abril |
16 abril |
10 abril |
2018 |
31 marzo |
1 abril |
30 marzo |
2019 |
19 abril |
21 abril |
19 abril |
Bibliografía:
Corripio, Fernando. Diccionario etimológico. México: Ediciones B, 4ª. Edición, 1994
Diakov, V. Historia de la Antigüedad, Roma. México. Editorial Grijalbo. Trad. Al español por Guillermo LLedo,1966.