El presente artículo fue presentado en el IX Congreso Centroamericano de Antropología celebrado en la ciudad de Guatemala del 18-22 de febrero del año 2013 en la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos.

 

 

 

CONFORMACION HISTORICA DE LA FINCA COMO UNIDAD PRODUCTIVA. FINALES  DEL SIGLO XIX  PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

Lorena  Miguel Coronado

Facultad de Ciencia Jurídicas y Sociales

Universidad de San Carlos de Guatemala

Conceptos Clave: Finca, Paisaje Finquero, redes familiares, patrono, jornalero.

Introducción

El presente estudio tuvo sus inicios en el año 2011 en mi trabajo de tesis de Licenciatura en Historia y que se ha venido profundizando  posteriormente  como por un interés personal; con el objeto de comprender  de una manera más efectiva  como se desarrolló  y los distintos significados históricos que tiene el complejo mundo de la finca cafetalera en Guatemala.

Por medio de este pequeño artículo  se desea aportar elementos históricos para el debate y comprensión de dichos espacios productivos, las relaciones de poder que en su interior se generaron, las redes familiares que se entretejieron para reconfigurar el espacio geográfico y simbólico  guatemalteco; además  de los distintos reglamentos que se utilizaron para controlar a la población  y de esta manera coaccionarla a trabajar en la finca.  Estos reglamentos fueron fomentados desde las esferas estatales.

Orígenes de la finca

Se analiza aquí los orígenes de la unidad productiva denominada finca  por medio de ella se puede comprender en alguna medida las diferentes transformaciones que sufrió el territorio guatemalteco durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Se evidencian los usos distintos que se le dio a las tierras y las tácticas utilizadas para agenciarse de la misma. Conjuntamente interesa  analizar la  dinámica social que se llevó a cabo alrededor de estas unidades tanto de café y caña de azúcar y en consecuencia, la consolidación  de un nuevo grupo emergente que se formó a su alrededor el de los cafetaleros.

La unidad productiva que caracterizo el régimen liberal conocida como finca se fue conformando en Guatemala a partir de la  primera mitas del siglo XIX  aunada estrechamente con las primeras experiencias  que se tuvieron con el cultivo del café.

Los primeros intentos de acceder a las tierras de los ejidos se registraron  en 1825 bajo el régimen de los primeros liberales en el contexto de la Republica Federal por medio del Decreto Ley de la Asamblea Nacional Constituyente (Recopilación,1890: 52). Aquí se establecieron los lineamientos que se debían seguir para adjudicar a particulares los terrenos denominados baldíos y los ejidos de los pueblos. A partir de este momento la legislación fue encaminada para privatizar las tierras.

De las misma manera el Decreto Ley   No. 379 de la Asamblea Legislativa en 1829  estableció que “todas las tierras baldías cuyo dominio no haya sido antes transferido á persona alguna, ò que habiendo sido  han vuelto al Estado se reducirán a propiedad particular” (Recopilación, 1890, 56). Siendo este hecho una  clara evidencia de la inclinación que tuvo el gobierno de Mariano Gálvez[1] con respecto en  adjudicarle un valor monetario más alto a las tierras y por lo tanto ir formando los nuevos núcleos productivos.

En 1831 se emitió la Ley Tercera  donde se estableció que la práctica para adjudicación de tierras baldías se realizaría  por medio de subasta pública y fueron los  Jefes Políticos los encargados de ponerlas en práctica. En esencia estas “subastas” muy pocas veces se llevaron a cabo y tomando en cuenta el contexto social y económico  la población en general no contaba con los recursos para participar en ellas y menos para adquirir los terrenos.

Para 1834 mediante la puesta en práctica el decreto 353  de la  Asamblea Legislativa donde se estableció que una de las causas por la cuales la población indígena se oponía a la puesta en práctica de las leyes emitidas por el gobierno de Gálvez era por la falta de publicidad  que se le hacía a las disposiciones tomadas por el gobierno central. Por lo tanto debían pegarse anuncios en las sedes de los ayuntamientos para dar a conocer las disposiciones. Esto con el objetivo de evitar las resistencias a las que se estaba enfrentando en la aplicación del corpus legal,

 Conjuntamente con lo anterior  se estableció que debían titularse los terrenos para  justificar  su posesión desde tiempos inmemoriales. En el fondo la resistencia se debía a las múltiples situaciones: primero la expropiación a la que estaban siendo sometidos fue comprensible la resistencia y sobre todo la agudización de la situación de exclusión que desde la época colonia se enfrentaba.

El 28 de abril de 1836  mediante  Ley 10ª. Decreto 387   se autorizó  la venta de los ejidos de las distintas municipalidades y las fincas que poseyeran las cofradías  bajo pretexto “conste necesitar aquellas de este auxilio para edificar ò reparar sus templos” (Recopilación, 1890, 66). En esencia lo que se buscó fue agenciarse de las propiedades y tener en parte acceso a los fondos económicos que se mantenían en la caja de la comunidad. Situación similar a las actitudes tomadas por la corona española en la parte final de la época colonial.

En este contexto  donde entró en vigencia  formalmente el Censo Enfitéutico que permitió a las comunidades indígenas  la posesión  de tierras en forma de arrendamiento mediante el pago de una cuota anual del cinco por ciento. De esta manera se buscó contener un el creciente descontento que se había generado por la puesta en práctica de esta agresiva legislación. Al respecto de la población indígenaGálvez  emprendió  políticas encaminadas a lograr una “convivencia sin tensión con ellos” (Arriolla, 2012; 98)

De esta manera se emitieron una gran serie de argumentos legales  bastante elocuentes con respecto a la adjudicación de tierras a manos privadas dentro  de ellos se encuentran Decreto de Asamblea  Legislativa de 1837  No. 389 donde se establecieron las formas de cómo debía llevarse a cabo las concesiones. El Decreto 390  estableció que las tierras  denominadas baldías y que durante época  colonias se le conocía como realengas;   que no estaban hubieran estado divididas y menos entregadas a particulares estuvieron disponibles para  ser privatizadas.Siendo estas una de las ultimas disposiciones de Mariano Gálvez antes de ser obligado a renunciar por la revuelta  encabezado por  Rafael Carrera  (Woodward, 2011; 118) en el contexto de la agonizante federación Centroamericana.

Durante el periodo conservador 1838-1871  se continuo  con estas disposiciones pero ya de una manera moderada en algunas excepciones como el caso del  pueblo de Lemoa ubicado hoy en del departamento del Quiché le fueron titulados una cantidad  considerable de sus ejidos en 1849[2].  Este caso es bastante significativo ya que demuestra la política conservadora  del gobierno de Rafael Carrera de no mantener diferencias  profundas con la población indígena, por el contrario se presentó como un protector  y en este sentido figuraron sus acciones y políticas.

El 13 de mayo de 1840  se dictó el Acuerdo de Gobierno  donde se estableció que debía limitarse  las diligencias que  se realizaban con respecto a las prácticas de medir las tierras  ya que muchas de estas se consideraban contradictorias  con lo legal.  En   septiembre de 1845 las disposiciones que se tomaron fue la de solicitar a las personas que poseyeran tierras baldías debían cumplir con el proceso legal para titularlos de manera definitiva para tal caos se estableció un plazo de un año para realizar el trámite.Reforzándose  con los decretos emitidos el 10el  enero de 1858 y el 24 de abril de 1866  que fueron la continuación de la política expropiatoria de tierras para ser encaminadas al cultivo del café.

La Reforma Liberal de 1871  y la modernización del Estado de Guatemala

Se conoce como Reforma Liberal  al movimiento armado encabezado por Justo Rufino Barrio y Miguel García Granados que tuvo como objetivo dejar sin efecto el programa de gobierno establecido por treinta años por los Conservadores. Las políticas implementadas  se orientaron para darle impulso al café como nuevo cultivo y la forma de cómo se vinculó al mercado mundial (García, 2011: 46)

Aunque en la práctica social fue el punto de inicio de un largo periodo que concluyo en 1944 que se caracterizó por el férreo control social y el coaccionamiento hacia el trabajo forzado en las fincas cafetaleras y la consagración de dicho producto.

Durante el periodo de la segunda etapa de los liberales la legislación agraria se volvió mucha más agresiva  cuando el 22 de  julio de 1873   se emitió el Acuerdo Gubernativo para entregar a manos particulares  todos los terrenos balidos  del basto y fértil territorio de la Costa Cuca[3] y el Palmar que eran propiedad del Estado de Guatemala cerca de 2000 caballerías.   En estos territorios se experimentó con el café en la primera parte del siglo XIX. Por estas tierras se debía pagar la cantidad de 500 pesos por caballería enajenada. La gran mayoría de los terrenos fueron adjudicados a Manuel Lisandro Barillas uno de los terratenientes quezaltecos que apoyó incondicionalmente a Justo Rufino Barrios razón por la cual se le favoreció.

Algunos de los  colaboradores de las campañas militares emprendidas por Barrios obtuvieron  considerables extensiones de tierras en la Boca Costa  lo que según Matilde González  significo en esencia adquisición de estatus político y económico  (González, 2009: 80). Derivado  del significado que se le otorgó de aquí en delante de ser propietario  se la calificó como “finquero y patrono” cuyos conceptos contenían una situación de dominación y de posesión de bienes y dinero.

El 8 de enero de 1877 se emitió el Decreto 170 donde se mandó a suprimir por parte del presidente Justo Rufino Barrios[4] la figura del Censo Enfitéutico  justificándose que era una práctica cuyos orígenes eran anticuados y por lo tanto no se ajustaba a las “nuevas formas de posesión”  de tierras que los liberales estaban estableciendo. El Censo en su esencia fue una forma de posesión de tierras que se le dio al campesino o a la comunidad que carecía de las mismas a quienes se les denomino enfiteutas.

Las tierras entregadas en censo las podían trabajar de manera permanente situación que implico el derecho a heredarlas a sus descendiente pero no podían  venderlas bajo ninguna circunstancia. Este fue el punto clave que diferencio al Censo Enfitéutico del arrendamiento normal. Esta forma de posesión se utilizó desde la época colonial, permaneció con los conservadores y finalmente fue suprimida por los liberales. Está en esta situación se manifestó el grado de agresividad de la política agraria liberal que iba encaminada a proveer de tierras a los cafetaleros los nuevos “patrones”.

Esta situación se constituyó en el punto de partida más importante que los liberales pusieron en marcha para privatizar más directamente las últimas tierras que quedaban en manos de las comunidades que poseían tierras y no contaban con los títulos correspondientes para justificar su propiedad y las tenían en enfiteusis. Se implementó el sistema de subasta pública  si es que deseaban tenerlas en propiedad  y si tenían recursos económicos para hacerlo situación que era prácticamente imposible y en consecuencia eran entregadas a los finqueros.

El decreto 170 estableció “Se procederá  a la redefinición de los capitales representativos del valor de dominio director de los terrenos concedido en enfiteusis, ya sean urbanos y rústicos correspondientes a todos los municipios  de la república” (Recopilación, 1890: 90)

La institución que se encargó de crear la reglamentación y los términos en que se llevaron a la práctica las disposiciones tomadas por el gobierno con el Decreto 170  fue la Secretaria de Hacienda, órgano que creo el Registró de la Propiedad Inmueble que de allí en adelante  reguló todos los asuntos correspondiéndole a la problemática de la tierra en el país.

La finca se convirtió en el punto de partida para que Guatemala  entrará al mercado capitalista mundial de una forma sui generís. Como lo considera Castellanos Cambranes  cuando estima que el proceso de acumulación originaria que se dio en Guatemala puede considerarse más que una revolución económica,  una evolución histórica anómala por su plural  como heterogéneos rasgos distintivos (Castellanos1996: 83). Debido al significado profundo que trajo para la sociedad guatemalteca.

La construcción de las vías y medios de comunicación  se registró por medio del trabajo forzado de miles de guatemaltecos, basta con realizar una revisión de las distintas leyes de trabajo que se pusieron en práctica  sobre la temática.  Como la circular sobre jornaleros fugos emitida el 3 de noviembre de 1876,  mandamientos, persecución y castigo sobre jornaleros considerados “vagos”. Persecución para los mozos habilitados para que  cumplieran con la “obligación de trabajar   en las fincas de los patrones” del 20 de diciembre de 1877 (Bauer, 1966: 1). Con respecto al trabajo en caminos  se tenía la obligación de “contribuir... 3 días cada año  o pagar el jornal correspondiente; a razón de 3 reales diarios”  del 26 de octubre de 1874. Vemos que la tal contribución no era voluntaria integrándose también a los privados de libertad. El trabajo  no se limitó a los caminos sino también a la construcción de cárceles puertos y las vías del ferrocarril.

Los puertos significaron  el punto de entrada de productos además de que  allí donde se cargaban los vapores que llevaban  el café procedente de Guatemala hacia los mercados de Alemania Hamburgo, Estados Unidos e Inglaterra.  Debido a ello se fomentó la construcción de puertos en particular sobre el océano Pacifico el 10 de junio de 1871 Miguel García Granados emitió el decreto  de creación del Puerto de Champerico[5] en la ciudad de Quetzaltenango.Siendo este uno de los puntos de encuentro a lo externo y en consecuencia con la revolución industrial y los mercados internacionales es decir la conexión con el capitalismo.

A lo interior el mundo finquero significó  un espacio complejo en el que se reproducían toda una diversidad de relaciones sociales, culturales y diferenciaciones profundas. El finquero estaba a la cabeza de administrar el   total  de la finca; pero tuvo la astucia de delegar pequeños huecos de poder que se delegó a manos de algunos empleados  de importancia a los que se les denomino personas de confianza.

El circulo iniciaba con el enganchador ladino quien se encargaba de llegar a los pueblos a reclutar a las personas para que trabajaran en las fincas; para realizar esta actividad se valía de diversas estrategias como la de dar adelantos de sueldos a lo que se le denomino peonaje por deudas. En la prácticasignificó la atadura por muchas temporadas del trabajador indígena a las fincas cafetaleras.

La honda diferenciación  que se estableció entre los mozos colonos a los cuales se les otorgaba techo, tierra para cultivar,  trabajo y algunas raciones de maíz con el fin de poder controlar sus necesidades básicas y de esta manera se obtenía lealtades hacia el patrono. Contrariamente estaban los trabajadores a los que se les denominaban cuadrillas quienes llegaban de las comunidades indígenas  a trabajar de manera temporal a la finca  durante el tiempo que duraba la cosecha de café o la zafra  de caña. Los finquero supieron aprovecha efectivamente  estas diferencias  en su favor y de esta manera mantener y profundizar las divisiones sociales.

El paisaje finquero guatemalteco

Teóricamente el circuito o paisaje cafetalero de Guatemala permite analizar desde una perspectiva más amplia según Matilde González las distintas características  de poder que se reproducían  en las fincas cafetaleras pero de una manera más amplia. Además de las manifestaciones que se generaban  de racismo y exclusión  estas condiciones formaban parte de la vida cotidiana de las personas en estos núcleos.

Una de las manifestaciones más elocuentes en este sentido es el surgimiento de la figura  denominada Patrón o patrono el cual según el decreto 177 era el dueño  o arrendatario de la finca rural en pocas palabras cuyas atribuciones  iban desde  el contrato de los trabajadores  de una manera fraudulenta. El finquero  se encarga de ejercer presión  política para que se le facilitaran brazos en sus fincas, era el encargado de impartir justicia dentro de las mismas.  Es decir que el patrono tenía las funciones que se asemejaban a la de un señor feudal  de la edad media solamente que en un periodo “moderno”.

La forma de administración del Estado de Guatemala fue semejante a la forma en que se hacía con la finca cafetalera. No fue al azar que a Justo Rufino Barrios  se le denominara el Patrón, y Miguel Ángel Asturias  denomino como El Señor Presidente a  Manuel Estrada Cabrera y no está de más agregar a Jorge Ubico. Derivado de la forma de administrar  al país fue similar a la manera de administración que se implementó en el interior de las fincas  debido a ello Sergio Tischler lo denomino el Estado Finquero (Tischler,1998, 21).

El paisaje cafetalero guatemalteco permitió comprender las diversas reconfiguraciones geográficas que sufrió  el territorio nacional  en el periodo de la Reforma Liberal. Para este caso se toma como ejemplo  un estudio realizado en el año 2009 (Miguel,  2009: 72) donde se le denomino de esta manera  a una extensa zona constituida por los departamentos de Escuintla, SuchitepéquezRetalhuleu y la parte sur del departamento de Guatemala.

Los Suelos de estos departamentos son de origen volcánico  cuentan  con abundancia  de agua haciendo esta zona altamente productiva  hasta la fecha. En su territorio se encuentra establecida la principal zona de la agroindustria de exportación. En ella se ubican  los grandes ingenios  cañeros del país tales como: Pantaleón, La Unión, Madre Tierra, El Pilar, los Tarros etc., En el departamento de Escuintla se ubica el municipio de Santa LucíaCotzumalguapa lugar donde se registra la mayor producción de azúcar de Centroamérica. La cual se sigue expandiendo y demandando la construcción de los mega proyectos de carreteras en la actualidad

El estudio permitió comprender des una perspectiva más amplia  las diversas forma de producción de café el cultivo de la caña de azúcar y la elaboración de panela. Des una perspectiva más amplia  de la compleja realidad guatemalteca.

Esta región tuvo sus orígenes dese la época colonial como una zona tradicionalmente panelera dominada básicamente por la orden dominica  específicamente la zona de Amatitlán y Palín.  Fue común la existencia de pequeños trapiches  denominas ingenios  como el de la Compañía de Jesús, El Anís y Arrivillaga.

En sus alrededores 1840-1850 se realizaron los primeros ensayos con el cultivo del café, a la vez se convirtió en el espacio geográfico que permitió el sostenimiento de la economía conservadora con la gran producción de grana cochinilla. Aunado  a que en sus alrededores a finales del siglo XIX  en sus alrededores se establecieron las primeras plantas  de producción de energía eléctrica en manos privadas. De allí su importancia histórica y económica  que tuvo la región hasta declararse el departamento de Amatitlán 1866-1935 (Miguel, 2011, 45)

Esta zona se convirtió en una  en un espacio primigenio de reproducción de las relaciones sociales desiguales, pues en ella se establecieron una serie de redes de propietarios que veían en esta  región una forma de dominio y de acumulación de riqueza.

Las redes agroindustriales  de poder en Guatemala

Las familias notables o significativas llegaron a comprender diferentes y complejas redes de poder  llegando a influencia dentro de gobiernos, ciudades, pueblos y regiones dejando entre ver en ello el alcance que pueden generar.(Balmori, 1990: 11). Guatemala es un ejemplo clásico de esta situación por el grado de injerencia que las familias distinguidas tienen en el país representadas por el Cacifen los ámbitos sociales y económicos hasta la actualidad.

En Centroamérica las redes familiares se fueron entretejiendo de una manera muy particular ya que tuvieron su radio de influencia en negocios es decir de una manera económica; esto no limitaba en ningún momento  su intervención en el sistema político en particular después de  la Reforma Liberal.  Con esta última acción se convierten en lo que afirma Vilas “actores políticos” (Vilas, 1996: 56), tal como sucedió en Guatemala  entre 1871-1944, cuando se instauraron las dictaduras cafetaleras en el poder.

Por medio del análisis de las llamadas redes familiares, clientelares y sus distintas formas de actuar y de integrase en la sociedad guatemalteca del momento nos proporciona un panorama general de la estructura de poder en el país. Se devela entonces   las consecuencias que trajo para la sociedad en el campo económico, político y social.

Contrario a lo sucedió con la élite criolla centrales los departamentos ubicados en los Altos de Guatemala la Reforma Liberal de 1871  registro el auge de los grupos  provinciales y su empoderamiento  del poder local en algunos casos. Estos comenzaron su emerger por medio de acumulación de fortunas derivadas de las actividades comerciales ante el desplazamiento del poder que significo la independencia. Se registró el empuje  de ciertas elites denominadas locales  empresariales que llegaron a poseer el control del Estado de Guatemala.

Para llevar a cabo la formación de este grupo se realizó la fusión de capitales generados por el comercio  y la distinción de los apellidos de abolengo heredados desde la colonia por medio de matrimonios estratégicamente planificados.  A estos se integraron a finales del siglo XIX una serie de inmigrantes que vio en esta estrategia una forma de ascenso en la escala social.

El caso particular de estas élites emergentes baso su labor alrededor de la introducción del cultivo del café  y la conformación de la finca cafetalera. Como fue el caso de los Samayoa  encabezados por José María  que fue un comerciante que se asoció con extranjeros para establecer un negocio de textiles. JoséMaría padre inicio su fortuna con la producción de aguardiente en el área central de Guatemala llegando a controlar la mayoría de los lugares de destilación de chicha.

Finalmente José María hijo intervino en la experimentación de café  donde amanso una gran fortuna fue representante ante la Asamblea Nacional Constituyente, además de ser Ministro  de Fomento dentro del gobierno de Justo Rufino Barrios  y contrajo matrimonio con una de las hijas de un matrimonio extranjero Tomasa Klee.  Esta alianza matrimonial dio origen  a una de las familias que hasta el momento tiene injerencia política y económica en el país.

Los acontecimientos antes descritos dieron origen  a los espacios productivos denominados finca. La construcción de infraestructura física, compra de maquinaria para el despulpe, secado del café   en el interior de la finca  fueron las manifestaciones  de que el país estaba entrando de alguna manera  en el capitalismo.  Aunque en  sus relaciones de producción continuaran siendo semiserviles.

Con respecto a los efectos  y cambios que trajo al interior  se generaron el  departamento del Quiché  la Reforma Liberal, puede considerarse que no fueron fundamentales con respecto a que la hegemonía  la habían mantenido desde la colonia los criollos. Es común encontrar en los reportes  a redes encabezadas por los apellidos Méndez, Girón y Sical (Piel, 1995, 31)  quienes conquistaron su notoriedad  con la producción de granos que eran distribuidos en la ciudad de Santiago durante la colonia.

Durante la época liberal  estas familias consolidaron su poder ya que tuvieron acceso a las propiedades indígenas, por medio de diversas  relaciones de compadrazgo con la jefatura política departamental como también instalados en algunos puestos públicos de algunos de sus integrantes lo que les garantizo la pervivencia de su hegemonía. A esta redes en 1871 de le unieron algunos ladinos  que establecieron estrechar  relaciones familiares lo que les permitió obtener  de manera definitiva sobre la mayoría  de la población indígena. Esto les permitió  establecerse en el control municipal  y en consecuencia adueñarse  de las tierras comunales. Lo que agudizo la situación de por sí deplorable del grueso de la población.

Las funciones de las autoridades ladinas iban desde la entregar a sus colegas de los terrenos baldíos  y comunales de los indígenas, facilitar el trabajo a los distintos enganchadores que llegaban  con el objeto de reclutar mano de obra forzada para las fincas cafeteras ubicada en la costa y boca costa.  Es decir la consolidación de una red de tráfico de influencias para garantizar la supremacía ladina sobre la población indígena.

Como un ejemplo elocuente de lo que se escribió  se encuentra el caso en 1943 en la recta final del gobierno de Jorge Ubico  en la aplicación del denominado Censo de Vialidad que llevo a cabo el Ministerio de Agricultura donde se identifica a la población de Quiché  específicamente  de Santa Cruz  que estaba habilitada para la realización de trabajo en la construcción de caminos. En este se establecía la edad, identificación de las personas y los oficios que cada una de ellas ejercía en la comunidad. Las personad tenía la obligación de  cargar libreta donde constara la cantidad de horas que había prestado el servicio sino era detenido y se le adherían más tiempo de trabajo.

En 1925  se registró un ascenso en el crecimiento de la población ladina en contraposición con le aumento demográfica de la población indígena. No todos estaban de acuerdo con el futuro lógico que les correspondía en el trabajo en las fincas y apertura de caminos; paralelamente  un pequeño grupo indígena  que se dedicó de manera precaria al comercio entre los municipios cercanos del departamento.

Estos pequeños comerciante realizaban sus actividades comercializando productos de primera necesidad que llevaban de la cabecera departamental hacia los municipios y aldeas. Para realizar esta actividad utilizaban  animales carga como caballo, burro, y recuas de mulas, a estos se les conocía popularmente como arrieros. Dependiendo  de la forma en que se encontraran los caminos comunales y las condiciones  del tiempo de lo contrario la única forma de  era utilizando la espalda para el trasporte  de los productos. Al retornar a la cabecera los comerciantes traían plomo, frutas y otros productos difíciles de obtener en la misma.

Reglamentos Relacionados con el trabajo finales del siglo XIX y Principios del siglo XX

La fuerza de trabajo de la población guatemalteca desde finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX fue objeto de una legislación férrea, la cual iba encaminada de proveer a la élite cafetalera de mano de obra para las fincas cafetaleras.

La fuerza de trabajo son las distintas capacidades con las que cuenta un ser humano que destina para desempeñar una actividad determinada con el objetivo de cubrir  sus necesidades más urgentes. Según la teoría marxista la fuerza de trabajo se materializa en el desempeño de una actividad  por la cual recibe un salario el cual es calificado como mercancía.  En el caso del campesino  es lo único que poseía frente al finquero por tal razón  recibió  un salario que más se asemejaba a una paga mínima  que desempeño en condiciones inhumana de una forma coercitiva.

Para el caso guatemalteco  la fuerza de trabajo del campesino se constituyó  en el eje sobre el cual funciono el sistema liberal 1871-1944, por los cuales es implementaron distintas leyes destinadas a coaccionar a  los indígenas, mestizos y ladinos pobres  para trabajar en las fincas rusticas y hacerlas producir.

Se entiendo como campesino o jornalero en Guatemala a la persona que se dedique a los trabajos agrícolas en el país. Esta situaciónestá estrechamente vinculada   con la población indígena  y ladinos pobres que habitan  el país y se constituyen en el grueso de la población rural. Estos fueron a los que se les despojo de sus propiedades desde la conquista y fueron orillados a trabajar en las fincas.

Durante la época colonial se implementó el sistema de repartimiento  y encomienda  el cual obligaba a los hombres indígenas a trabajar por temporadas en las propiedades de los españoles  lo que se transformó en el sistema de mandamientos.  Los mandamientos  fueron implementados  por los conservadores para la recolección de grana cochinilla.

Los liberales reactivaron  el sistema de mandamientos donde surgió la figura del  habilitador  que se constituyó en una especie de intermediario o enganchador cuya actividad consistía en ir a las comunidades indígenas  para reclutar  y enganchar a los pobladores y de esta manera garantizar la disponibilidad de brazos a las fincas cafetaleras y cañeras.  Contemporáneamente esta figura es representada por el contratista que se anuncia en las radios de la Costa Sur de Guatemala para contratar trabajadores son transportados a las fincas y ranchos de los Estados de Chiapas y Oaxaca en México en pleno siglo XXI.

En 1876 se emitió el decreto 163  con el objetivo de prevenir el hurto de café en grano y en planta  el delito fue declarado de gravedad y dictaba una pena  de  10 pesos de multa  y cárcel.  El 3 de noviembre   se ordenó a los jefes políticos a que tuvieran prioridad  de proveer de brazos  para el trabajo  a los finquero  que así lo solicitaran (Ibarra, 1933, 19).

El 3 de abril de 1877 Justo Rufino Barrios emitió el decreto 177 el tristemente célebreReglamento de Jornaleros que estableció tres clases de jornaleros: “colonos, jornaleros habilitados para trabajar la tarea, por día o por mes, y jornaleros no habilitados”(Reglamento, 1876, 22)

El jornalero colono,  era comprometido para  a vivir en el casco de la finca, el habilitado era el que  le era entregado un anticipo de dinero situación que lo obligaba a migrar hacia la finca. En esta ley se establecieron las “obligaciones” que adquiría el trabajador y si la incumplía se enfrentaba a   severos castigos y persecución  en el Archivo General de Centroamérica se común encontrarse expedientes relacionados con las quejas que los campesinos dirigían al jefe Político correspondiente denunciando distintos abusos cometidos por los patronos finqueros. Las “investigaciones” no prosperaban  a consecuencia del tráfico de influencias que se generaban alrededor de los tribunales.

Durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera se continuó con dicha legislación  agravándose durante la dictadura de Jorge Ubico  cuando se implementó el Decreto 1996 o la denominada Le Contra la Vagancia. 

Se consideraba “Vago los que no tienen oficio, profesión, sueldos u ocupación honesta  que les proporcione los medios necesarios para la subsistencia”(Ley, 1934, 1) consideraban de la misma manera a las personas que pidieran limosna, que fueran ebrios etc. Tomando en cuenta el contexto social del momento y el nulo acceso  a educación y recursos económicos que se tenía por parte de la mayoría de la población entonces estos eran los “vagos”. Los castigos que se impusieron fueron de  30 días  a dos meses de prisión y cinco días de trabajo forzado.

Esta ley en su esencia llevaba el objetivo de garantizar al Estado la fuerza de trabajo gratuita  y la construcción de la infraestructura vial sin costo alguno  además de beneficiar  como siempre a la clase cafetalera. Esta última ley estuvo en vigencia hasta cuando se llevó a cabo la Revolución  del 20 de octubre de 1944.

Otras Consideraciones del Mundo Finquero

El mundo finquero fue complementado por otra serie de aspectos interesantes a considerar como la utilización de un sistema de fichas denominadas de finca utilizadas a consecuencia del enorme desorden en el ramo monetario existente en el país.

Las fichas de finca eran utilizadas como una forma de pago para el trabajador las cuales se identificaban por poseer en su diseño el nombre del “patrono” y un rasgo distintivo de la finca. Las fichas tenían valor adquisitivo únicamente en el interior de la finca y en las fincas anexas que el propietario poseyera. En las denominadas Tiendas de Raya que pertenecía al finquero donde vendía desde productos básicos  como maíz, frijol arroz, etc. hasta vestuario y algunos muebles. En esencia la ficha de finca significó otra forma complementaria de explotación utilizada para mantener adscrito al trabajador a la finca y de esta manera agenciarse de los pocos fondos con los que contaba.

Aunado al sistema monetario Justo Rufino Barrios emitió la Ley de Inmigración (ley, 1879: 4)  con lo que se buscaba llamar la atención de extranjeros para que llegaran al país con el fin de “mejorar” la inversión en infraestructura, y aprovechar los conocimientos que los extranjeros tuvieran con respecto a agricultura y comercio y economía. Se le puede agregar también que se buscaba el “mejoramiento racial de la población” según el pensamiento de la época liberal. 

Lo anterior se tradujo en la llegada de distintos extranjeros particularmente alemanes los denominados “civilizadores” que tuvieron su mayor rango de influencia en la región de las Verapaces y la Costa Sur guatemalteca.  Las empresas de capital estadounidense  quienes  se aprovecharon para establecer sendos monopolios en la producción de banano representado por la UnitedFruitCompany en el área Norte de Guatemala y el departamento de Escuintla.

Durante el gobierno del dictador Manuel Estrada Cabrera se les concesiono la producción de energía eléctrica, los servicios de Ferrocarriles por medio de la empresa International Raiwal o Central America (Miguel, 2014, 3) más conocida como IRCA. Esto se relaciona con el mundo finca ya que fue por este medio que se trasladaban los sacos de café hacia los puertos cuya  construcción y administración estaba en sus manos tanto en el océano Pacifico y el Atlántico.Luego las cosechas eran embarcadas en vapores que las trasladaban a sus destinos finales en Estados Unidos y Europa donde era demandado su consumo.

 

 

Conclusiones

·         Los orígenes de la finca van desde la primera mitad si siglo XIX con los primeros liberales, situación que se mantuvo de manera modera con los conservadores pero fueron los últimos liberales los que la llevaron a su máxima expresión  como el punto de partida de la  llamada modernidad liberal; en detrimento de la propiedad comunal que se expropio reduciendo a la población para trabajar como jornaleros en las que otrora fueron sus propiedades.

·         Indudablemente la finca cafetales encierra toda una gama de relaciones sociales sumamente desiguales  que iban estructuradas desde el patrono como propietario  quien supo aprovecharse para agudizar las profundas diferencias sociales en el país.

·         Alrededor del mundo finquero se desarrollaron una serie de elementos que complementó el diseño del Estado. Este iba desde la implantación un sistema de ficha que ató en hacia este núcleo al trabajador y que fue encaminado a sustraerle la poca paga a la que tuvo acceso.

·         El sistema legal establecido en 1871-1944 giro en favor de proveer a los patronos de manos de obra para garantizar la siembra, el levantado de las cosechas en las fincas cafetaleras. Es decir se gobernaron  al país  los  dictadores: Justo Rufino Barrios, Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico como quien administra su finca.

 

Bibliografía
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ARCHIVO GENERAL DE CENTROAMERICA  AGCA
Archivo General de Centroamérica (AGCA) Paquete 2, Expediente 3, pieza II, Folio 2
 
ARCHIVO DEL MUSEO  DE HISTORIA NATURAL DE LA CASA DE LA CULTURA DE OCCIDENTE
GT-MCCQ-AH-MHN-003-001 Decreto Creación del puerto de Champerico 10 de junio de 1871.
 
LEYES
Decreto 177
(1877) Reglamento de Jornaleros  de  los Patrones y Jornaleros” Guatemala.
(1933) Recopilación de leyes correspondientes al ramo de Agricultura. Secretaría de Agricultura.
Ley Contra la Vagancia. Decreto Número 1996. Guatemala, (1934)
Ley de Inmigración. Secretaria de Fomento. Imprenta Nueva Luna,  República de Guatemala. (1879)
 
 
 

[1] Mariano Gálvez fue Jefe del Estado de Guatemala y como tal emprendió una serie de medidas destinadas a “modernizar” al país en muchos ámbitos dentro de lo ideológico estuvo la de separar la injerencia de la iglesia con respecto a la política,  educación, económico, situación que levo a la expulsión de sus representantes y expropiación de varios de sus bienes. El establecimientos de un cuerpo legal de corte Liberal que llevó al fomento de inmigración extranjera, sistema de justicias etc.
[2] Archivo General de Centroamérica (AGCA) Paquete 2, Expediente 3, pieza II, Folio 2
[3] El territorio  de la Costa Cuca dio origen  hoy en día tres pueblos Colomba, Flores y Génova. Lugar donde se ubicaron las fincas cafetaleras más importantes del país
[4] Justo Rufino Barrios presidente de Guatemala de 1873-1885 gobernó gran parte de su periodo presidencial basándose en decretos ley emitidos por él mismo. En los cuales se basó gran parte de su tendencia ideológica liberal. Hasta que se aprobó  la nueva Constitución  por parte de la Asamblea Constituyente de 1879. Esta situación evidencia la “modernidad” dictatorial que caracterizo a los liberales.
[5]GT-MCCQ-AH-MHN-003-001 Decreto Creación del puerto de Champerico 10 de junio de 1871.
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